miércoles, 12 de enero de 2011

Meshuguene-leaks

Recientemente se publicaron una serie de cables del departamento de estado de los EUA que revelan algunas características de la política exterior norteamericana, en donde, al margen de datos bastante irrelevantes, se develan la ignorancia, la prepotencia y la impericia, antes que peligrosos secretos. Sobre este tema, les invitamos a recorrer las líneas de “Los secretos más obvios del mundo”:
http://soltonovich.blogspot.com/2010/12/los-secretos-mas-obvios-del-mundo.html
Sin embargo, en El partisano (cultural) hemos tenido acceso a otro tipo de información. Se trata de filtraciones que, según asegurarían expertos, se aproximan peligrosamente a la fantasía más aterradora. Hemos tenido acceso a reportes atribuidos a las más altas esferas en los que se revela un asunto de primordial importancia para la vida judía universal. Otros dirían que es un acceso de fiebre, por la falta de aire acondicionado en nuestra redacción. Para beneficio del lector, hemos ordenado la información cronológicamente.
En noviembre pasado, una vez que las oficinas burocráticas correspondientes terminaron con la tramitación de los elementos habituales al operativo “Día del perdón”, uno de los querubines responsables de los pedidos de año nuevo hizo un acto sin precedentes: intentó renunciar a su cargo. Desde antes de que el mundo fuera mundo los querubines cumplen con sus tareas lo mejor que pueden y, exceptuando el periodo de anarquía que produjo la rebelión de unos cuantos ángeles y el descenso a la tierra de otros cuantos para “conocer a las hijas de los hombres”, no hay registro de conflictos importantes con el sindicato querubínico único. La nota en la que manifestaba sus intenciones decía lo siguiente: “Estoy repodrido de recibir todos los años el mismo pedido. Los judíos siguen pidiendo que llegue el Mesías y no quieren saber nada con sucedáneos. Tanto lo piden que, en general, ya no saben ni para qué lo piden: la mayoría ni se entera que si llega es para el fin del mundo, o yo no entendí nada. En cualquier caso, renuncio a mi cargo, a las tareas que implica y a cualquier indemnización que pudiera asociarse a tal hecho, asumiendo responsablemente las consecuencias que dicha determinación pudiera implicar...”. Acto seguido, se fue una semana a Punta Cana y lo encontraron borracho en una habitación, con una botella de granadina en la mano y escuchando a todo volumen un disco de boleros de Miguel Luis.
Tres días después de su detención y traspaso a disponibilidad de la jerarquía angelical su superior terminó con letras doradas el informe correspondiente. Para principios de diciembre el comando central convocó una reunión informativa para toda la burocracia angelical que se concretó el día 17 de ese mismo mes. Se sirvió te con masas de nuez. En dicha reunión se expresó lo siguiente: el comando central también estaba repodrido con la solicitud, pero las razones eran opuestas a las del ángel renunciante. Al parecer, no se trata de que el pedido de envío del Mesías no fuera atendido, sino que casi todos los años sí era atendido. ¿Por qué iba el alto mando a denegar algo que los judíos parecían necesitar tan desesperadamente? No obstante, el problema era que los judíos, cada año, se negaban a reconocer que el Mesías hubiera llegado. El reporte era exhaustivo, y nuestros informantes destacan algunos ejemplos significativos.
En el año mil luego de la destrucción del primer templo el Mesías nació en una choza de pieles cerca de lo que actualmente es Ulan Bator, en Mongolia. Vivió feliz hasta pasados los noventa años, ningún judío se le acercó en toda su vida. Algunos de sus descendientes tienen hoy un supermercado en Rafaela y Mozart, Villa Luro. Tres años después de su muerte nació de vuelta en Yucatán, pero se partió el cuello trepando a un árbol antes de cumplir los doce años. Al año siguiente nació en Palestina y fue carpintero. Se creyó que esta vez el simbolismo era bastante obvio, pero su nieto y su tataranieto también fueron el Mesías sin que ningún judío se percatara. El Mesías fue un Rabino en Francia convertido a la fuerza por el cruzado Timotheus IV, apodado el flaco; fue un fulano pobre en las afueras de Constantinopla y otro fulano pobre cuando la ciudad se transformó en Estambul. No sólo es que Dios prefiere a los pobres, sino que siempre hubo muchos más pobres que ricos, así que estadísticamente tocaba. Los pedidos continuaban y Dios empezó a tomarse la cosa con humor: mandó al Mesías como prostituta en Salónica, como Golem en Praga, como falso mesías en Egipto, lo mandó como embajador de buena voluntad de UNICEF, como banquero en Viena, como hijo de un espía de las Sturmabsteilung. Últimamente, lo viene mandando en repartidores de pizza en Nueva York, cajeras de supermercados en Brisbane, agentes de tráfico en Boulogne-Sur-Mer, la delantera del PSV Eindhoven. Nada, nadie lo quiere reconocer, solamente pedirlo.
A la pregunta de por qué el propio Mesías no se da a conocer surge la evidente respuesta en forma de pregunta: “El mesías ¿es o se hace?”. No se trata de sí es o se hace el boludo, sino de si nace Mesías o se transforma en Mesías gracias a su experiencia en la vida. “En una de esas el problema es ese”, explico Dios a sus allegados: “Si lo mando ya hecho, no sé para que lo mandaría, ¿qué va a hacer que no pueda hacer yo directamente? Por otro lado, como no lo mando ya hecho, se pierde entre tanta gente buena del mundo, me lo echan a perder con algún pecado, o algún hijo de puta lo mata de un tiro, un machetazo, de hambre, de pulmón negro en una mina de carbón”. Entre las aclaraciones se destacaba que una de las razones por las cuales debe aplicarse lo más posible el mandamiento de “no matarás” es precisamente porque nunca se sabe si se está matando o no al Mesías, completado con: “ya pasó por lo menos dos veces”.
La información suministrada dice que se está pensando en un cambio de estrategia: a partir del año que viene, todos los chicos nacidos en el mundo serían el Mesías o, a lo mejor, solamente las nenas, no los varoncitos, porque se quiere compensar cierto sexismo imperante en la cuestión hasta el momento. Dios está sorprendido de la cantidad de veces que le piden lo mismo: “No soy sordo, con una vez al año me doy por enterado; el Mesías siempre está por ahí, el problema es que en el fondo no lo quieren. Les gusta la vida así, pidiendo al Mesías en vez de viviendo al Mesías, siendo el Mesías; no me extraña que el compañero querubín se haya hinchado las bolas que no le tiene. Otro tema es que ya ni saben para qué lo piden, si es para salvarse de algo, para que empiece algo, para que a los otros les pase algo, para que termine algo o para ser felices o algo así”.
La pésima noticia con la que termina este informe es que crece la teoría de que, ya que nadie le presta atención al Mesías cada vez que anda por el mundo, la única alternativa que queda será dejar de mandarlo por un rato, un siglo, o dos a lo mucho, pero darle también un respiro. Si no se ha tomado una seria determinación al respecto es porque caben serias dudas acerca de si la humanidad va a seguir en el planeta tanto como un siglo o dos. Dicen que Dios hace un gesto de lo más gracioso cuando le preguntan al respecto, suspira y sacude la cabeza (o su equivalente) y dice algo así como: “si no piensan hacer algo para que el mundo sea más digno de recibir al Mesías, que es un mundo en donde el Mesías no hace falta, mejor se lo piden a Papá Noel”. Los ángeles le han señalado que para la doctrina judía que reclama la llegada del Mesías no existe Papa Noel, ante lo que Dios habría exclamado: “¡Qué suerte tiene el gordo!”.