sábado, 16 de abril de 2011

Dos reflexiones sobre este Pesaj

Primera reflexión
Pesaj como justificación de Pesaj
Considero que Pesaj tiene un ritmo particular, cuyo paso está marcado por una sentencia repetitiva que se practica (o se practicaba) desde la primera infancia. “¿Qué diferencia esta noche de todas las noches?”, es una expresión en castellano que se aproxima bastante a esta fórmula. Su carácter ritual y socializador, a la vez, es fácilmente distinguible desde el momento en que podemos preguntarnos “¿por qué se quiere, se busca, que estas noches sean diferentes de las demás”, la respuesta se construye a sí misma: porque el contenido simbólico que se le asigna a esta celebración no se presenta en ningún otro momento del año.
Pesaj hace que sus noches sean diferentes porque la tradición la hace vivir alrededor de una mesa, que es también diferente de todas las mesas del año, porque en ella se come diferente, se bebe diferente e incluso se acomodan las personas de manera diferente. Pesaj significa, en esta construcción ritual, un cambio de estado, un cambio de posición social y psicológica de la persona, que se refleja en sus símbolos más familiares, sin que importe en este caso el origen primigenio de estos símbolos y, así: “Cada judío, en cada generación, sentirá como si él mismo hubiera salido de Egipto”. Los niños beben ritualmente sus primeras gotas de vino, se interesan (son estimulados a interesarse) por las formas rituales judías en el ambiente familiar más próximo,  cantan los versos que ligan su memoria a un acontecimiento único y cíclico: la celebración de la liberación del cautiverio.
En mi opinión, desde el punto de vista de la supervivencia cultural del judaísmo no hay nada más importante en la celebración que esta introducción de la infancia a la práctica y la vivencia de su forma particular de judaísmo (pues no me cansaré de repetir que considero la pluralidad como riqueza y no como “degeneración” o “empobrecimiento”).
Sin embargo, Pesaj tiene además un poderoso contenido político y social que trasciende la mera reproducción de sus contenidos entre generaciones, porque el argumento que le da cuerpo a estos rituales reformula (dicho de manera genérica) todo un libro del Pentateuco  (la Torá, que es el “tótem” integrador de toda la cultura judía) y lo expresa de manera que quepa en un relato consolidado, con dos partes bien definidas: el de la lucha por el fin de la esclavitud y el de la consolidación como pueblo. Estos dos elementos están mediados por la traumática y severa renovación producida en el desierto.
La lectura de estas partes y su interpretación dependerá siempre, lógicamente, del contexto en el que los lectores y narradores vuelvan a dar cuerpo al relato, que por esta razón, mientras los tiempos cambian, variará a lo largo de las generaciones y a lo largo de la vida, porque la lectura de un niño será siempre diferente de la de un joven, un adulto o un anciano, mientras que en cada etapa de la vida existen circunstancias que, a su vez, alteran la interpretación del contenido. Por eso nunca está de más volver a contar la historia, de la misma manera que el Pentateuco es releído ritualmente cada año, incluso por personas que lo conocen de manera profunda (siempre y cuando la lectura no sea una reproducción vacía de interacción y, por lo tanto, de contenido práctico). 
Siento una profunda admiración al descubrir como la tradición ha sintetizado tantas posibilidades interpretativas en un relato tan breve. Una edición más o menos completa de la Hagadá de Pesaj, al contrario de lo que ocurre con l mayor parte de los textos judíos, puede compilarse en un número notablemente sucinto de páginas. Por ejemplo: http://partisano-haalel.blogspot.com/2011/04/la-hagada-de-pesaj-de-el-partisano.html
Casi todos los años, para el Séder de Pesaj familiar, intento preparar algo que sirva para la revitalización de la celebración, y no siempre recuerdo lo esencial: que el Séder se lleve a cabo y que se cumpla la tradición y la reinterpretación correspondiente. Porque percibo dos circunstancias que hacen posible la supervivencia de unas determinadas pautas culturales, como las que caracterizan al judaísmo: que la gente las perciba como necesarias pero, también, que su realización suponga una cierta cuota de satisfacción, de felicidad.
No soy, por estas mismas razones, un defensor de un judaísmo centrado en el martirio, el sufrimiento, la persecución, la discriminación, sin que decir esto suponga un llamado a la desmemoria. Simplemente, propongo una actitud ante el judaísmo comunitario, familiar y personal que recupere la riqueza integral del judaísmo, con sus formas particulares de tristeza, pero también con sus formas particulares de alegría.  
Segunda reflexión:
Ahora que somos libres, ¿qué hacemos?
Hace poco charlaba con mi prima y le repetía una idea que, para serles completamente sincero, me da vueltas sin encontrar una forma definitiva. Probablemente se deba a las limitaciones que me impone el quehacer como investigador, que me alejan de la filosofía.
La idea en cuestión es que concibo dos formas de felicidad. La primera forma es la felicidad como sensación de bienestar. No puedo concebir esta sensación sino como una instancia pasajera e inestable, pues la conciencia y el cuerpo humanos (la misma estructura en mi perspectiva ética) están sometidas a la tensión de la supervivencia y la degradación de esta estructura no conduce al Nirvana (la conciencia sin tensión), sino a la muerte. No obstante, sí percibo esos momentos en los cuales uno se siente relajado y en paz sin estar muerto aunque, paradójicamente, sólo se puede tomar verdadera conciencia de este estado cuando desaparece (y desaparece porque seguimos vivos, ¡qué cosa!). Indudablemente, la sensación debe estar libre de presiones externas (e internas) para percibirse como plenamente satisfactoria (no digo placentera, porque el placer supone la tensión) y puede asociarse en este estado a una forma de libertad. La segunda forma de felicidad es la de la voluntad activa, la sensación que Nietzsche describió como la conciencia de que una resistencia es vencida, que un obstáculo desaparece y que la ideología convencional unidimensional que predomina actualmente describe como “logros”, cuya adquisición separa (con una enorme torpeza conceptual y una gran ceguera intelectual) a “ganadores” de “perdedores”.
Desprecio profundamente esta forma comparativa de establecer la felicidad propia, producto de una competitividad insustancial e insolidaria. No obstante, admito la felicidad de la superación de un obstáculo planteado a la voluntad. Se trata de una forma de felicidad tan inconstante como la primera porque, en cuanto se supera una dificultad, la conciencia debe buscar otra para reconocer la misma sensación, de modo que es un proceso tan interminable como el primero.
Entre estas dos formas veo una diferencia sustancial en otro ámbito, en realidad, que es precisamente el de la libertad, tema central de Pesaj. Si la felicidad es la primera, la libertad es la mera no imposición de otra voluntad sobre la nuestra, permitiéndonos estar en paz como nos sea posible y sintamos deseable. Pero, si es la segunda, la libertad es otra cosa: la libertad es encontrar de manera autónoma, sin que otra voluntad nos guíe o nos ordene, aquellos desafíos que nos harán felices. Es encontrar nuestras propias luchas, elegir nuestras dificultades, pelear nuestras propias batallas, conseguir objetivos definidos por nuestra inteligencia.
Podemos usar esta idea en dos sentidos. El primero, para pensar críticamente acerca de nuestra realidad, y descubrir si realmente somos tan libres como creemos o deseamos creer, si nuestros deseos son realmente nuestros o nos son impuestos desde las múltiples formas que el poder adopta en nuestras sociedades. Si no se sabe como buscar, es hora de consultar con algún amigo sociólogo. El segundo sentido es determinar nuevos objetivos tomando conciencia de nuestros intereses de manera más clara y precisa. Tal vez el resultado no nos guste: nos plantearemos objetivos demasiado difíciles o descubriremos que nos faltan las fuerzas morales para plantearlos.
Personalmente, prefiero esta segunda forma de felicidad y de libertad, porque las hace más independientes una de otra. Quiero decir: uno puede proponerse libremente objetivos difíciles no porque crea que alcanzará la felicidad para sí mismo, sino porque puede contribuir (sin garantía de éxito) a la felicidad y la libertad de otros.
Nota teológica:
Otra vez me da pena el pobre dios. Al ser una entidad omnipotente no puede conocer la felicidad de que un obstáculo se desvanezca (porque para él/ella/ellos/ellas no existen los obstáculos realmente) y, por lo tanto, no puede ser libre. ¿Alguna vez se les ocurrió a los creyentes que dios creó el mundo para escapar del aburrido Nirvana y enfrentar el desafío de la incertidumbre? ¿Nos hizo para eso a su imagen y semejanza? Señores creyentes, en estas fiestas dejen de pedirle a dios que cumpla sus deseos de felicidad humana y trasciendan un poco para tratar de alcanzar la felicidad divina: que este año nos planteemos objetivos solidarios y difíciles, para que el pobre dios tenga la oportunidad de vivir un poco de nuestra libertad.

jueves, 14 de abril de 2011

La Hagadá de Pesaj de "El Partisano (cultural)"

Hagadá de Pesaj


(Versión editada por Alejandro Soltonovich)

Nota importante: las limitaciones de la publicación en el Blog, a pesar de la facilidad de difusión, hacen imposible una mejor presentación del texto de esta Hagadá. Los interesados en recibir la versión en PDF o DOC pueden solicitarla via E-mail a la dirección haalel@gmail.com, con total libertad de difusión e impresión.

Nota del editor de 2011

Siendo la celebración del Seder de Pesaj un antiguo ritual, central y persistente por su importancia temática y por su acercamiento de los menores a las tradiciones y costumbres judías es, también, notable por su belleza estructural y la cantidad y calidad de sus contenidos explícitos e implícitos. No obstante su antigüedad, por tratarse de un rito familiar más que de una celebración pública, intuimos que en su larga historia ha adoptado distintas formas, vistiéndose con las costumbres de cada momento histórico, comunidad y familia en la que se ha practicado.
Por ello, para la presente edición de la Hagadá no hemos hecho más que salpicar la forma tradicional de su estructura (la que nosotros reconocemos como tal) con toques de color de diferentes tradiciones y actualizar, si es posible, su significado, atendiendo a situaciones cercanas a nuestra memoria colectiva, pero afines a los contenidos de la celebración. Los rápidos cambios en el mundo en el cual se inserta la cultura judía obligan, de alguna manera a esta actualización.
Si algún cambio ceremonial hemos instituido, es el modo rotativo de lectura, sugiriendo que cada vez que aparezca el símbolo “Њ” cambie el lector de la Hagadá entre los presentes capaces de hacerlo, exceptuando, por supuesto, a las canciones, de las que sólo hemos trascripto algunas muestras. No son ni las únicas canciones y las presentadas no son las únicas versiones, existiendo por cada una muchas variaciones y diversas melodías. El objetivo de esta idea, parece claro, es hacer la ceremonia más participativa e inclusiva para los asistentes.
Así como el lector religioso echará en falta oraciones y fórmulas tradicionales (siendo una presentación en castellano, las que hay presentes lo están sólo en una aproximación fonética); tal vez al lector laico le parezcan excesivas las presentadas. No podemos, sobre esto, aclarar más que lo dicho acerca del carácter dinámico de la ceremonia. Que cada familia la siga como considere correcto y le resulte agradable. Lo que consideramos más importante es, en todo caso, que no se pierda de vista su contenido principal y su significado. Nos hemos permitido agregar algunos fragmentos que consideramos significativos como adición a las bendiciones e invocaciones más tradicionales.
La versión original de esta edición de la Hagadá (que con pocos cambios presentamos aquí) era una edición casera que, gracias a las actuales tecnologías, se puede encontrar replicada en Internet a partir de las ya extintas “ediciones libres Haalel”. Después de releerla este año, creí que eran necesarios algunos cambios y correcciones y darle la posibilidad de relanzarse al universo virtual que, mientras sirva para preservar la cultura judía, es una herramienta muy útil que aprovecharemos ahora también. A diferencia de la primera presentación, la presente carece de gráficos, pues se presenta como una guía para la celebración del Séder, más que como un libro en sí.

Alejandro Soltonovich, en Buenos Aires, Abril de 2011


Apertura

Bendición tradicional


Baruj atá adonai,
Eloeinu melej aholam,
Shejeianu bekimanu
Beiguianu lazman azé.

Bendito seas señor,
Dios nuestro, rey del mundo,
Que nos mantuviste con vida
Y nos permitiste
Llegar a este momento.


Introducción

“Hagadá” significa, literalmente, “Leyenda”. Por “Leyenda” entendemos no un cuento falaz sino, por el contrario, un relato cargado de sentido mítico, es decir, que contiene una significación cultural e histórica particular con total independencia de las cualidades de su contenido histórico. No tiene, por lo tanto, ningún sentido peyorativo esta traducción de la expresión. En cuanto al significado de la palabra “Pesaj”, existen diversas interpretaciones, de manera que decidimos interpretar la celebración en términos de sus contenidos temáticos principales: la liberación del cautiverio y la conformación del pueblo de Israel durante el Éxodo.

Pero la Hagadá de Pesaj no es simplemente el relato de tiempos idos. Es el comentario vivo y cambiante de una tradición cuya institución más importante es este “Seder”, cena ritual donde la Hagadá se hace presente y nos trae a la mesa el aroma de la leyenda y el sabor de la reflexión sobre temas fundamentales que quedan casi siempre olvidados por las necesidades y las urgencias cotidianas. Por esto es una circunstancia excepcional y como tal hay que vivirla.

En esta ceremonia no hay casi nada de solemne y sin duda nada misterioso. Simplemente el recuerdo de haber sido esclavos y haber alcanzado la libertad siguiendo un camino en la arena que recorremos todos los años con alegría y tristeza. Pisamos así muchas veces esta arena que en verdad nunca tocamos, hasta llegar al pie de una montaña, temerosos de la Ley que nos será entregada y que confundirá nuestros espíritus, labrada nuestra identidad en piedras ya perdidas. Ya no estamos leyendo la Hagadá, nosotros mismos somos la leyenda.


Њ
Tradición (fragmento)

La tradición es el cuerpo de la memoria.

La tradición es más útil e importante
En la medida en que muestra lo que representa
Y en la medida en que aquello que representa
Sirva a cada momento
Para hacer de la vida
Algo más que un símbolo de la existencia,
Algo más que una costumbre o una moda,
Algo más que el delirio continuado del pasado.

La tradición de un pueblo invoca a sus espíritus
Y de alguna manera le asegura un lugar en el presente
Inaugurando la aventura de alcanzar el futuro inmediato.

No el futuro prometido por la leyenda, sino otro,
Menos heroico, pero más real:
El que vivirán sus hijos...


Њ
Bendición de las Velas


Baruj atá adonai,
Eloeinu melej aholam,
Asher kidshanu bemishvotav
Betzibanu leadlik ner shel
(Shabat be shel) iom tov.

Bendito seas señor,
Dios nuestro, rey del universo
Que consagraste y ordenaste
Encender la luminaria del
(Sábado y del) buen día de hoy.


Con la consagración de estas velas
Bendecimos la vida que representan,
En su imagen de calor y luz,
Como nuestro don más preciado
Y nuestra más sagrada posesión.

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Quien tenga hambre... (Invocación tradicional)

Quien tenga hambre, que venga y coma.
Porque para todos esta tendida
Nuestra mesa del Seder de Pesaj.
El pan que comimos en Egipto
Era el pan de la pobreza y la esclavitud.
Este año aún hay muchos que son siervos,
¡Que el año próximo seamos todos libres!

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La primera copa de Vino
Se toma la primera de las cuatro copas rituales, después de la bendición.

Bendición del Vino


Baruj atá adonai,
Eloeinu melej aholam,
Boré perí a gafen.

Bendito seas señor,
Dios nuestro, rey del mundo,
Que creaste el fruto de la vid.


Me levanto ante ustedes,
Pendiente de esta boca y estos dedos,
Con mi cuerpo de sol y de parrales
Y mi alma de sangre y alegría.
Me levanto entre ustedes
Para ser cada uno de nosotros
Y para permitir que en cada gota
Sean nuestros mejores sentimientos.
Soy el vino.

Њ
Bendición de las Matzot, el pan ázimo de la celebración

Miren el pan de la pobreza
Que comieron nuestros antepasados
En la tierra de Egipto,
Casa de la Esclavitud.

Partición de las Matzot.

Se parten en mitades tres matzot y se mezclan. Representan las tres castas de Israel (Cohen, Levi e Israel) que se mezclan en esta celebración. Un trozo se separa y se esconde para el Haficomán. Con otro trozo envuelto en una servilleta sobre la cabeza los comensales dan una vuelta alrededor de la mesa, representando el recorrido del Éxodo por el desierto, cantando o recitando.
El Haficomán es un juego para los más pequeños, que consiste en esconder en la casa un trozo de Matzá y que éstos lo busquen a cambio de un premio.

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Significado del Seder de Pesaj
La pregunta

¿Qué es ser judío, papá?
Me pregunta.
Y yo, que durante años busqué una respuesta,
No tengo siquiera otra pregunta que lo ayude.

Porque ser judío es ser prisionero de una vieja narradora de cuentos, quien jura ser fiel a sus viejas historias, pero que nunca las cuenta igual, cambiándolas poco a poco a medida que el mundo se gasta, una y otra vez, desde que vuela el cuervo hasta que canta la paloma.

Es también ser un peregrino que salió de Egipto y que, a pesar de las muchas paradas, la desorientación y los pies gastados, aún no ha llegado a destino.

Es ser guardián de un antiguo secreto, que en verdad nadie busca, y que muy pocos creerían, o al menos desearían creer, que es un tesoro más valioso o al menos tan valioso como la vida misma...

El significado

El Seder de Pesaj es el acto de recordación de la liberación del Cautiverio en Egipto de las Tribus de Israel, episodio inicial de la historia del pueblo judío como colectivo.
Es, al mismo tiempo, la celebración por la libertad obtenida y por el comienzo del camino para la fundación de la cultura judía, recordándose desde las circunstancias previas a la liberación hasta el momento de la entrega de la Ley de Moisés, código fundamental de la Ética Monoteísta Judía.

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Segunda Copa
Antes de beber de la copa se vierte un poco de su contenido, pues la alegría no puede ser completa. Esto se debe a que debemos condolernos por las plagas y sufrimiento de los egipcios.

Relato de Pesaj
La Ascensión de Moisés, Romance de Marruecos (fragmento)


Moshé salió de Mizrain,
Huyendo del Rey Paró.
Fuese derecho a Midián
Y se encontró con Ytró.

Ytró le dio a su hija
Porque era temiente a Dió.
Fuese a pastar el ganado
Que su suegro le mandó.

Al llegar al monte Horev
Creyendo de hablar a Dió.
Vio Moshé arder una zarza,
El zarzal no se quemó.

Moshé se cubrió los ojos
Temiendo de ver a Dió.
Oyó una voz que decía:
"Moshé, Moshé mi siervo
Descalza los tus zapatos
Que en lugar santo estas tú.

Vete derecho a Mizrain
Y dile al Rey Paró
Que ha de entregarte las llaves
De mi pueblo el hebreo.

Si no te las entregare
Castigarle quiero yo
Con diez plagas que le mande
Porque sepa quién soy yo".


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La Hagadá de Pesaj o Leyenda de la Liberación del Cautiverio
Según el Libro del Éxodo (Adaptación)

Nos cuenta la leyenda que el Faraón de Egipto, temiendo a las tribus de Israel, que se habían vuelto numerosas después del asentamiento en Egipto de Yosef y sus hermanos, cuya generación ya había desaparecido, los esclavizó, reservándoles las tareas más duras del Estado Egipcio y mandó después a las parteras hebreas matar a los hijos nacidos varones, arrojándolos al río.
Una mujer de la tribu de Levi, queriendo salvar a su hijo y no pudiendo esconderlo más de tres meses, lo colocó en una canasta y lo dejó flotar en el Nilo, de donde fue recogido por una princesa egipcia, quién lo adoptó. El niño fue llamado Moshé, el Salvado de las Aguas.
Moshé tuvo a su propia madre como nodriza, por intermedio de su hermana Miriam, y creció como egipcio hasta que, viendo a un capataz de esclavos que lastimaba a un hebreo, peleó con él y lo mató.
Tuvo que huir entonces de la ira del Faraón, y escapó a la tierra de Midián, donde salvó de unos pastores a las hijas de Jetró, el sacerdote, quien lo adoptó y le dio a su hija Sipora por esposa, con quien tuvo un hijo, Guershom.
Cuidando un día el ganado de su suegro Jetró en Horev, el monte de Dios, Moshé vio el poder de Dios en una zarza ardiente que no se consumía.
Al acercarse al lugar escuchó la voz de Dios que le ordenaba descalzarse, pues estaba en lugar sagrado, y allí recibió su misión.
Le dijo Dios que conocía el sufrimiento de sus hermanos en Egipto y que lo enviaría a él para liberarlo, castigando a los egipcios y guiando a su pueblo a la tierra que le prometiera a Abraham.
Moshé quiso saber como llamarían ellos a Dios y Él le dijo "Seré el que seré".
Moshé dudó entonces de su capacidad, pero Dios lo tranquilizó diciéndole que obraría milagros a través de su vara y de su hermano Aarón, el levita.
Entonces se dirigió Moshé a Egipto y transmitió a su pueblo y al Faraón los designios de Dios.
Y las tribus de Israel rindieron culto al Dios de Abraham, pero Dios endureció el corazón del Faraón y castigó a los egipcios con diez plagas...

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Las diez plagas

Estas son las diez plagas con que Dios castigo a Egipto para lograr la Liberación del Cautiverio: Sangre, Ranas, Insectos, Fieras, Peste del ganado, Sarna, Granizo, Langostas, Oscuridad, (antes de nombrar la décima plaga los presentes se cubren los ojos en señal de duelo) Muerte de los primogénitos.

La muerte de los primogénitos fue el peor castigo. Para evitar que la muerte entrara en sus casas, los hebreos marcaron sus puertas con sangre, de donde proviene según algunos, el nombre de Pesaj, pues Dios salteó (pasaj) las casas marcadas y provocó la muerte de los primogénitos de hombres y animales en las demás.
Después de la décima plaga decidió el Faraón dejar partir a las tribus, quienes partieron con mucha prisa, sin tener tiempo siquiera para que leudara su pan, origen de la costumbre de no comer ningún alimento leudado en esta celebración.
Luego de la partida el Faraón se arrepintió de su decisión y persiguió a los hebreos hasta el Iam Suf (Mar Rojo), pero Dios dividió las aguas para que cruzara Moshé con su pueblo.
Cuando los carros de guerra de los egipcios intentaron cruzar, las aguas se cerraron sobre ellos.
Cuenta un Midrash, la interpretación tradicional de los textos canónicos judíos (meguilat 10b), que cuando los egipcios se ahogaban en el mar Rojo, Dios prohibió a los ángeles alegrarse y cantar el “Aleluya”, pues no podía permitir la alegría cuando los egipcios, que también eran sus hijos, estaban muriendo.
Pesaj no es una fiesta totalmente alegre, tanto por el recuerdo de la esclavitud como por el recuerdo del sufrimiento de los egipcios. Esto intenta recordarnos que la opresión es tan abominable por lo que causa a los oprimidos como por lo que causa en los opresores.

Abadim Ainu (canción tradicional)

Abadim Ainu, Ainu
Atá benei Jorín, benei jorín.

Esclavos fuimos...

Esclavos fuimos del faraón en Egipto, pero fuimos sacados con mano fuerte y brazo extendido...

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Cuatro maneras de entender Pesaj

Hay cuatro modos de entender la celebración de Pesaj:
• Como punto fundamental de la historia y las leyes, estatutos y reglas judías.
• En relación con la liberación del Cautiverio.
• Como acción de gracias por los actos de Dios.
• Como recuerdo del Éxodo a través del desierto desde la salida de Egipto hasta el momento de recibir la Ley en el monte Sinaí.

Por lo tanto, todos pueden celebrar Pesaj: los que respetan el espíritu de la Ley, los que aman la Libertad y la justicia, los que adoran a Dios y los que reverencian la memoria de los antepasados.
Todo judío entonces tiene la oportunidad de celebrar Pesaj sin importar las diferencias de opinión.
Estos cuatro modos se encuentran representados en la parábola de los cuatro hermanos: el sabio, el rebelde, el ignorante y el que no sabía cómo preguntar.

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Tercera copa
Ma-nishtaná
Este es un cántico o recitado tradicional muy importante en la celebración del Séder, que coincide con la tercera copa ritual


¿Ma nishtana a laila azé
Micol a leilot?

She be col a leilot anu hojlim
Jametz u matza
A laila azé culó matza.

She be col a leilot anu hojlim
Shear ieracot.
A laila azé culó maror.

She be col aleilot anu matbilim
afilu paam ejad.
A laila azé shtei peamim.

She be col aleilot anu ojlim
bein ioshbim u bein mezubim.
A laila azé culanu mezubim.


¿Cuál es la diferencia?

¿En qué se diferencia esta noche
De todas las demás?
Todas las noches comemos pan leudado o ázimo.
Esta noche sólo pan ázimo.
Todas las noches comemos verduras,
Esta noche sólo hierbas amargas.
En todas las noches
No debemos remojar las verduras
Ni siquiera una vez.
Esta noche lo hacemos dos veces.

Todas las noches comemos
Sentados o recostados.
Esta noche, todos nos recostamos.

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La Keará, el plato de Pesaj

El plato de Pesaj, centro del Seder, reúne los elementos simbólicos de la celebración: Lo dulce y lo amargo, la alegría y la tristeza, el dolor por los malos recuerdos y la esperanza de un futuro mejor. Estos elementos están representados por alimentos, como símbolo de que podemos comerlos, hacerlos parte de nuestro propio ser, pues cada celebración no es otra cosa que el ejercicio de la memoria, recobradas las ideas más significativas del olvido en que se sumergen en el ser de cada día.
Cada celebración tiene su propia idea central, que en Pesaj es la idea de la Libertad y la Autonomía, de la capacidad de los hombres y mujeres de vivir en común en un estado de justicia y solidaridad.
En el plato de Pesaj, un simple plato con elementos simples, se reúnen estas ideas, que hacen de la noche del Seder una noche diferente de todas las demás.
(Mientras se explica cada elemento, se lo señala en el plato)
Significado del Pan Ázimo (Matzá)
En un plato hay un trozo de pan ázimo, representa el pan que amasaron nuestros antepasados, recordándonos que es el trabajo el medio de nuestra existencia. Es el pan de la aflicción, pero también el pan de la alegría, el puente de trabajo entre la esclavitud y la libertad.
Significado del Trozo de Cordero (Zroa)
El cordero es símbolo del sacrificio, ofrendado por gratitud a la liberación del cautiverio. Los sacerdotes del templo de Jerusalén eran los únicos que podían realizar los auténticos sacrificios de animales, por ello sólo queda hoy el símbolo de ese ritual.
El cordero representa también el recuerdo del Pacto entre Dios y Abraham, renovado por la entrega de la Ley a Moshé. Esta Ley es la guía fundamental de la ética judía y el documento vivo de la conformación del pueblo judío.
Significado de las Hierbas Amargas (Maror)
Las hierbas amargas representan la amargura de la esclavitud que soportamos en Egipto. Es símbolo de todas las amarguras del espíritu humano, pues todos los símbolos de Pesaj son, al mismo tiempo, recuerdo del pasado y advertencia del presente.
Significado del huevo (Beitza)
El huevo es símbolo del círculo de la vida, el recuerdo de que pasamos del cautiverio a la esclavitud, y es también la advertencia de que podemos convertirnos nuevamente en esclavos.
Significado del Jrein (Rábano picante)
En el Jrein, mezcla de rábanos, azúcar y vinagre, se combinan lo dulce, lo ácido y lo amargo, símbolo de la mezcla de alegría y tristeza en la leyenda de Pesaj y en la existencia humana.
Significado del Jarosset
El Jarosset es dulce, mezcla de manzana o dátiles, vino, canela, nueces y miel, símbolo de la alegría, pero recuerda también el color de los ladrillos que hacíamos en Egipto, durante la esclavitud.
Significado de la Verdura (Carpás)
La verdura es símbolo de la eterna regeneración de la vida, emblema de la Primavera, esperanza del porvenir de Libertad y Justicia, pero se embebe en agua salada, en recuerdo de las lágrimas vertidas.


Madrigal de los números (Versión Sefardí)


¿Quién supiese y entendiese
Y alabar al Dió quisiese
Cuál es el uno?

Uno es el Criador.
U Baruj, baruj shemó.
(Bendito sea su nombre).

¿Quién supiese y entendiese
Y alabar al Dio quisiese
Cuál es el dos?

Dos, Moshé y Aarón.
Uno, es el Criador.
U Baruj, baruj shemó.

*******************

Tres nuestros padres son.
Cuatro madres de Israel.
Cinco Libros de la Ley
Seis tratados de Mishná.
Siete días con Shabat.
Ocho días de la Milá.
Nueve meses de la preñada.
Diez mandamientos hay.


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Cuarta copa
La copa de Elías

Se sirve la última copa ritual y se abre la puerta, para que el profeta Elías, símbolo del ideal mesiánico hebreo, se acerque a nuestras casas y brinde con nosotros. Es también un llamado y el recuerdo del brindis con todos aquellos seres queridos que no están presentes o han muerto, pero que no son olvidados.
Elías vivió en los tiempos en que el Estado Hebreo se dividió en los reinos de Judá, al sur, y Samaria, al norte, después del reinado de Shlomó. Por causa de las alianzas políticas, el politeísmo fenicio había entrado en Israel, cuya capital era Samaria. Allí reinaba en el trono de Yeroboam, el capataz de esclavos, el rey Ahab, devoto del Dios de Moshé pero casado con una princesa Fenicia, Izebel. Ella introdujo el culto a Baal y Astarté y persiguió a los profetas del Dios de Israel.
Por esas faltas y las cometidas contra el pueblo, cuyo símbolo es el episodio de la Viña de Nabot, en el cual la reina manda matar al dueño legítimo de un viñedo codiciado por el rey, Ahab pagaría un alto precio por su infidelidad al Dios y al pueblo de Israel.
Elías cantaba bajo la ventana del rey:
“¡Ahab, rey de Israel, Los sacerdotes de Baal viven, los varones del Dios Vivo están muertos!”.
“¿Quién eres?”.
“Elías, el tisbita, el guiladita, profeta del Dios Vivo”.
“Elías, ¿Por qué interrumpes el silencio de la noche?”
Desde entonces muchos profetas tuvieron la tarea de enfrentarse al poder de los reyes, para defender su fe y los intereses del pueblo frente a la codicia de los poderosos.

Jad gadia (Un cabrito)
Canción Tradicional de Pesaj


¡Un cabrito, un cabrito,
Que compró mi padre
Por dos zuzim!

Pero vino el gato
Que comió el cabrito
Que compró mi padre
Por dos zuzim.
¡Un cabrito, un cabrito!

Y vino un perro
Que mordió al gato
Que comió el cabrito
Que compró mi padre
Por dos zuzim.
¡Un cabrito, un cabrito!

(La canción sigue igual, agregando personajes)

Pero vino Dios, bendito sea,
Y destruyó al ángel de la muerte
Que mató al Shojet
Que mató al buey
Que bebió el agua
Que apagó al fuego
Que quemó el palo
Que pegó al perro
Que mordió al gato
Que comió el cabrito
Que compró mi padre
Por dos zuzim.
¡Un cabrito, un cabrito!


Њ
Himno de los Partisanos

Los Partisanos fueron los judíos y gentiles que libraron una guerra de guerrillas contra los invasores y genocidas Nazis, convirtiéndose, junto con la resistencia del Guetto de Varsovia, liderada por Mordejai Anilevich, en un símbolo de la resistencia judía frente al exterminio causado durante la segunda guerra mundial en los campos de trabajo y exterminio, que significó que uno de cada tres judíos en el mundo no pudieran celebrar nunca más Pesaj. Este es el estribillo de su himno, canto de resistencia y de esperanza, escrito en lengua Idisch.

Zog nisht keimol az du gueist dem letztn veg
Ven himlem blaiene farshtein bloie teg
Kumen vet noj undzer oisguebente sho
S´vet a poik ton undzer trot: ¡Mir Zenen Do!

Nunca digas que esta senda es la final
La luz del día tras las nubes brillará
Ya la hora que soñamos ha de venir
Retumbará nuestro cantar: ¡Estamos Aquí!

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Recuerdo de los Justos

“Cada hombre deberá celebrar Pesaj como si él hubiera salido de Egipto...”. Este principio rige para todas las festividades y conmemoraciones judías, y es una manera de mantener viva la memoria de generación en generación. Cada elemento se transforma en un recuerdo y un símbolo, así que junto con cada recuerdo de la historia o la leyenda debemos hacer una reflexión sobre su significado ético, filosófico y moral. Pensar la libertad y la justicia a partir de Pesaj, nos obliga a recordar y a reflexionar sobre la lucha por obtenerlas en cualquier tiempo y lugar. Por lo mismo, también se nos advierte de la esclavitud y la injusticia. Son todavía muchas las cadenas que no se han roto, y no faltan quienes se benefician por forjar otras nuevas: Las cadenas del hambre, las cadenas de la miseria, las cadenas de la avaricia, las cadenas del odio y de la prepotencia, las cadenas de la cobardía y las cadenas del desprecio hacia el trabajo ajeno. Debemos recordar también esta noche a aquellos justos judíos y gentiles que han luchado contra estas cadenas y contra la opresión en cualquiera de sus muchas formas, para que su lucha no se pierda en el olvido. Cada uno de nosotros tiene un altar para esos preceptores espirituales y morales, que lucharon y murieron por los altos ideales que hoy honramos aquí. Para ellos nuestro recuerdo de respeto y gratitud, pues como dice el dicho jasídico: “Sobre tres piernas se sostiene el mundo: sobre la Ley, sobre el Trabajo y sobre los Actos de Justicia”.

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Culminación

Nos hemos reunido y celebramos juntos el Seder de Pesaj, le contamos la leyenda a nuestros hijos y reflexionamos con ellos sobre su significado, deseando que se cumpla la profecía “Y con sus armas harán herramientas de Labranza, y no se levantará nación contra nación, ni se prepararán para la guerra”. (Isaías, 2,4), y será justicia.

La ceremonia finaliza con la tradicional invocación por la paz:


Shalom Aleinu,
Be al col Israel,
Be al col a amim a olam,
Be col dor va dor.

La paz sea con nosotros,
Y sobre todo Israel,
Y sobre todos los pueblos del mundo,
En todas las generaciones.


¡Pesaj Sameaj! Que todos tengan una feliz celebración de Pesaj.